Séptimo capítulo (con los comentarios del director) de la crónica de mi partida actual (Actual play), que empieza aquí. Recordemos que la partida se desarrolla en la ambientación de Exertas y es un sandbox totalmente libre. Los jugadores decidieron establecerse y montarse su propio pueblo en la frontera entre Antiqua (un país) y un territorio que fue el epicentro de un Apocalipsis no muerto dominado por los alzados (zombies).
La última crónica acabó con dos de los PJs alejados de la acción y la atalaya sitiada por un grupo de 15 alzados. Dentro de la atalaya se encontraba Brunius, un PJ, y Kaesius, Dermar, Cina, Caiuso, Tina y Pilosus, los PNJs del pueblo que habían cerrado la puerta a duras penas antes de que los alzados llegaran. Fuera de la atalaya se encuentra Carolus, el alcalde de la aldea (Otro PJ) que tratando de rodear a los alzados tropezó con una azada cayendo aun foso y tras el se lanzaron dos alzados más...
Los alzados empezaron a aporrear la sólida puerta de la torre. Pese a su fantástica (+6) factura cuando los alzados empezaron a agruparse y empujar sin importarles que les pasara a los de delante. La puerta empezó a temblar. Pilosus, el manco ex-gladiador empezó a aguantarla mientras Brunius y Dermar colocaban las vigas de sólida madera de manera que apuntalaran la puerta. Kaesius subió a la primera planta para empezar a lanzar unas rocas, que tenían almacenadas sobre los alzados que amenazaban con derribar la puerta.
Carolus, tuvo suerte y los alzados no cayeron de la mejor manera posible sobre él. Sin embargo seguía atrapado en el foso con ellos. Se levantó como un rayo intentando salir del foso. Lo consiguió [Fracaso con coste grave], pero la desesperación del momento hizo que se torciera la rodilla [Consecuencia Moderada] durante su movimiento. Los alzados intentaron morderlo pero fracasaron.
Incluso con la puerta apuntalada, la presión ejercida por los alzados hubiera sido excesiva para la madera, pero los esfuerzos de Pilosus permitieron mantener la torre segura. Brunius subió al segundo piso para armarse de una lanza mientras Kaesius seguía tirando rocas sin demasiado éxito. Dermar hizo subir a su mujer Tina y sus hijos Cina y Caiuso al último piso, mientras él se entretenía a arrancar a golpes los escalones de la escalera del primer piso.
Carolus se acercó a los alzados y empezó a utilizar su gladius. Su entrenamiento en la Selecctio [Proeza] le permitió hacer estragos, y un alzado cayó. Carolus empezó a gritar para alejar a los alzados e la puerta intentando, sin éxito, llamar la atención sobre él.
Brunius saltó al exterior de la atalaya para ayudar a Carolus, en un primer momento acabó con los alzados atrapados en el foso mientras Carolus se enfrentaba a 4 alzados. Aunque solo sufría golpes y arañazos de poca importancia mientras iba dando cuenta de ellos, iba perdiendo el aliento. Dermar tras aislar los pisos superiores de la planta baja empezó a ayudar a Kaesius a lanzar rocas pudiendo derribar a algún que otro alzado.
Brunius se unió a Carolus, y entre los dos consiguieron acabar con algunos alzados, pero empezaron a ser rodeados y Carolus vio que de no huir pronto los alzados le alcanzarían provocándole alguna herida que le infectara. Empezó a retroceder, pero comprendió que si huía los alzados derribarían la puerta y decidió quedarse [Aspecto forzado] . Brunius y él a pese a derribar a algún alzado se empezaban a ver superados en número. Cuando los alzados de la puerta decidieron cambiar de objetivo e ir hacia ellos, la situación se volvió grave. Brunius se retiró agarrando una matraca y haciéndola sonar furiosamente, consiguiendo despistar a los alzados mientras Carolus, rodeado por ellos no pudo huir. El ataque combinado de los no muertos le hubiera producido un golpe fatal para él, de no ser por la confusión creada por Brunius. [Pasarle un impulso a otro jugador]
Kaesius, frustrado por la poca efectividad de las piedras decidió bajar de la atalaya, aterrizando mal y doblándose un tobillo. Brunius le abrió un camino a Carolus para que éste escapara ,quedándose él rodeado. Si Kaesius no hubiera empezado a gritar como un loco [Crear ventaja: Comedme a mí] probablemente hubiera sufrido. Carolus se alejó del combate y Brunius y Kaesius empezaron a guiar a los no menos de 8 alzados que quedaban hacia el embarcadero. Su plan era subirse a la barca y que los no muertos al seguirles cayeran al río y se los llevara la corriente.
Todo parecía ir bien hasta el momento en que Kaesius al entrar en la barca perdió el equilibrio volcándola y cayendo él al río. Brunius tuvo que saltar encima de la barca volcada y empezar a desatar la cuerda si no quería quedarse atrapado con los alzados en el embarcadero. Los alzados se lanzaron ávidos de carne humana hacia ellos mientras Brunius, al intentar golpear a uno que se agarró a su bote, dejaba la barca a la deriva y perdía su arma. Kaesius había logrado agarrarse a la barca y la corriente los llevaba a ellos y a los alzados. Cuando vieron que la corriente se llevaba a los no muertos y que el peligro había pasado acercaron la barca a la orilla.
Carolus trató de entrar en la atalaya, pero Dermar se opuso a que entrar sin ver primero sus heridas. La situación se puso tensa, y un alzado que quedaba por allí atacó a Carolus. Por suerte, éste logró esquivarlo y acabar con él. La aldea de Speculaventium había superado la situación, pero por poco. Todos decidieron que construir la empalizada era prioritario, y, pese a repudiar la acción de Dermar de dejar a Pilosus sin escapatoria, su idea de que la escalera del primer piso fuera desmontable era buena. Zita y Rôf llegaron al poco, con un par de conejos y a tiempo de poder opinar. Dejar a los 20 alzados sueltos, no resultó ser tan buena idea... Carolus se trató su rodilla herida y se fue a descansar mientras los demás hacían guardia.
Al día siguiente trazaron el perímetro de lo que sería una pequeña empalizada. El plan era cavar el foso donde se enterrarían los troncos que debían formarla. Como aún no disponían de ellos pensaron que conseguir cañas que clavadas en la parte superior de las fosas, imposibilitaran a los alzados que cayeran el poder salir. Solo disponer de un pico y una pala retrasaría la construcción del foso, pero sin madera de calidad no había nada que hacer.
Mientras se repartían el trabajo Carolus y los niños, Tina y Caiuso, se acercaron al embarcadero. Caiuso le pidió permiso a Carolus para recuperar la dolabra que perdió Brunius, y mientras buceaba como un pez, Tina se fue a buscar manzanas. Al cabo de poco Carolus oyó un grito de la niña: “¡AAAAYYYYY me ha mordido!”. Con la espada en mano Carolus se acercó a la única choza que quedaba en pie y vio como la Tina salía cojeando y sangrando de un mordisco en la pantorrilla. Entre el tejado derribado de la choza se encontraba un alzado atrapado y semioculto.
Los gritos atrajeron a Zita al embarcadero y llevaron a la niña junto con sus padres. Carolus y Zita les advirtieron que solo había dos opciones, cortarle el pie a la niña o esperar que los Dioses le dieran fuerza para superar la enfermedad de los alzados. Decidieron dejar la decisión en manos de los padres y estos optaron por esperar que la niña fuera lo suficientemente fuerte para resistir la enfermedad. Tina, sin embargo empezó a arder de fiebre...
Zita recordó que en los bosques de coníferas existe un ciempiés con el que se puede hacer un ungüento que podría ayudar a la niña a superar la enfermedad. Todos decidieron ir pese a que la última vez que acudieron al bosque fueron atacados. Con la mula y el carro y el caballo fueron al bosque mientras Pilosus y Kaesius se quedaban con órdenes de atar a la niña y no dejar que se acercaran sus padres.
Zita, Rôf, Carolus y Brunius se adentraron en el bosque y descubrieron un montón de útiles caseros desperdigados. Mientras Brunius los recogía el resto buscó y por suerte pudo encontrar los suficientes ciempiés para realizar una dosis. Carolus, el único capaz de preparar la medicina galopó de regreso a la atalaya.
El resto se quedó y pese a no estar tranquilos, acabaron de talar un árbol que dejaron a medio cortar anteriormente antes de regresar.
El estado de Tina empeoraba, las venas de su pierna empezaron a ennegrecerse y pus y sangre negra salían de la herida. Carolus dudaba que pudiera preparar él solo la medicina, pero por suerte [Punto de Destino gastado en introducir un elemento narrativo] su vecino Domer Ellius apareció. Pese a la ayuda y sus conocimientos [Punto de destino gastado incluso] no pudieron preparar la medicina. Tina entre espasmos se convirtió y presa de una furia homicida empezó a tratar de romper sus ataduras para comerse a sus padres y hermanos.
Los PJs decidieron respetar las creencias de Dermar y Cina y accedieron a no matar a su hija, aunque se negaron a mantenerla en la aldea. La solución final pactada fue liberarla al otro lado del río. El alcalde pronunció unas palabras antes de liberarla y salir corriendo todos hacia la barca mientras Tina, la alzada, con los pies atados para que no pudiera correr, se desplomaba en su afán de atacar a su padre.....
COMENTARIOS DEL DIRECTOR
Para dirigir la lucha, a falta de dos PJs, decidí crear las fichas completas de los PNJs y repartirlas entre los jugadores que no podían llevar sus PJs en la escena. Este método me gusta particularmente, ya que permite que los jugadores sigan jugando (asumiendo otro papel) y dotan de detalles y matices a los jugadores. Los Aspectos, además, son una excelente guía de interpretación. Por ejemplo cuando Dermar arrancó los peldaños lo hacía guiado por el Aspecto: Mi familia es lo primero. Ya hablé de ello hace tiempo en este post.
Los alzados en si mismos no constituyen demasiada amenaza, pero cuando se juntan se convierten en enemigos muy poderosos al utilizar las reglas de trabajo en equipo. Solo utilizan un ataque pero cada uno que apoya ofrece un +1. La peculiaridad de que si provocan una consecuencia moderada al menos implica la infección de un PJ los hace aún más peligrosos. Esto complica las cosas para los PJs que se ven obligados a aceptar estrés sin poder asumir consecuencias, ya que la “enfermedad de los alzados” es terrible sin una buena provisión de puntos de destino. Los jugadores de Carolus y Brunius, pese a intentar enfrentarse a ellos en combate pronto se dieron cuenta que serían superados. Un encuentro así solo puede solucionarse mediante el ingenio, y fue al final la acción de la habilidad de Provocar del PNJ Kaesius lo que les permitió superar a los alzados. Pese a todo, la escena de la barca estuvo a poco de resultar desastrosa por una nueva Pifia.
Tras superar la amenaza, la escasez sigue agobiando a los PJs. Necesitan picos y palas rápidamente para poder construir su empalizada. Siguen tirando de ingenio para crear algunas defensas y eso es algo estimulante para la partida.
La escena de la niña mordida se me ocurrió cuando al planificar el día volvió a salir un encuentro con alzados. Cuando sale un encuentro tiro los dados para determinar algunos parámetros como el nivel de la amenaza y como el anterior salió alto, en este decidí que fuera algo diferente. Se me ocurrió además que el ritmo narrativo después de la lucha anterior, un momento pico, debía ser un momento valle. Así que decidí incluir un dilema moral y una escena más dramática. El planteamiento era claro: Decidían ellos o dejaban decidir a los padres. ¿Qué hubierais hecho vosotros?
El dilema ético es interesante. Que se respetara la decisión de los padres parecía implicar dejar el derecho a la vida de la niña en manos del azar, y pese a los intentos de ayudar a que superara la enfermedad, ganando y perdiendo los PJs Puntos de Destino sin obtener un beneficio ellos, al final decidieron no garantizarle ese derecho a la vida pese a que debían dejarla tullida. Personalmente creo que nuestra moralidad contemporánea es una decisión errónea, pero en la mentalidad de la época del juego es plausible. Aunque al acabar la sesión se lo planteé a los jugadores para que se fueran a casa con la duda si habían actuado bien.
Esta escena típica del género de zombies, además de aportar dramatismo a la partida, también me servía para dejar claro que la mortalidad está ahí como un elemento que no deben olvidarse.
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